La arquitectura de la casa, no es la típica de las casas puertorriqueñas, tiene un estilo mas bien de las que podésver en las afueras de las grandes ciudades de Norteamérica, adaptada claro está al clima tropical de la isla. 

Está rodeada de jardines muy bien mantenidos, con arbustos, flores y palmeras. El corredor (porche) que rodea gran parte de la casa, es amplio y muy bonito, con frágiles barandas de madera y amueblado con sillas de época. Todas las ventanas e incluso la puerta principal, están adornadas con vitrales multicolores muy bien conservados. 

La casa está pintada con colores pasteles, un tipo de rosa que se utiliza mucho aquí en el Caribe, no muy de mi  gusto, pero aunque no sea mi casa, puedo opinar, o mejor dicho por eso mismo. Otra cosa que afea un poco el paisaje  de esta bella casona, es que el cableado eléctrico, telefónico, televisión y no se que mil cosas más, pasa por 
el frente, los lados y a poca altura, contaminando visualmente el paisaje.

El barrio fue sede de grandes casonas donde habitaban los más pudientes del momento, es una lástima que apenas unos pocos palacetes queden aún en pie, pero eso si, aún siguen viviendo en el sector, los más pudientes,  en grandes edificios de apartamentos al estilo de Miami.