Alarma ecológica en China-sequía

 



Una mujer lava ropa junto a la represa Danjiangkou en el río Han en China. 
El nivel del agua en la represa ha sido elevado 43 pies para que pueda fluir colinas abajo hasta Beijing.
 (The New York Times/Gilles Sabrie)


Alarma ecológica en China 

Una sequía crónica está devastando el norte del país. Pero la solución -un desvío colosal de las aguas del Yangtze, en el sur- también genera preocupación 

DANJIANGKOU, China - El norte de China se muere. 

Una sequía crónica está devastando las tierras cosechables. El desierto de Gobi se va ampliando hacia el sur. El Río Amarillo, llamado la cuna de la civilización china, está tan contaminado que ya no se pueden beber sus aguas. El rápido crecimiento de las megaciudades - 22 millones de personas en Beijing y 12 millones en Tianjin solamente- ha secado acuíferos subterráneos que tardaron milenios en llenarse. 

Predeciblemente, el gobierno chino tiene una solución grandiosa y de alto costo: desviar por lo menos seis trillones de galones de agua por año desde el otro gran río de China, el Yangtze, situado a cientos de millas, a fin de calmar la sed de la planicie norteña china y sus 440 millones de habitantes. 

Esta hazaña de la ingeniería, bautizada como el Proyecto de Desvío de Agua Sur-Norte, es el más ambicioso proyecto que China ha acometido hasta ahora para subyugar a la naturaleza. Sería como canalizar el río Mississippi para satisfacer las necesidades de agua de Boston, Nueva York y Washington. Su costo de $62 mil millones duplica el de la Represa de las Tres Cañadas, el proyecto hidroeléctrico más grande del mundo. Y de manera similar a ese proyecto, que el propio gobierno chino admite que tiene “problemas urgentes”, en torno a este nuevo plan de desvío de aguas surgen cada día nuevas preocupaciones por su costo, su impacto al ambiente y los sacrificios que se les está pidiendo hacer a las personas empobrecidas en las provincias para beneficio de los que residen en las ciudades más prósperas. 

Tres canales artificiales desde el Yangtze transportarían el precioso líquido desde el sur, que también está afectado por sequías; la región sufre actualmente la peor en 50 años. El costo humano del proyecto es asombroso -a lo largo del canal del medio, que comienza aquí en una gigantesca reserva de la provincia de Hubei y se extiende por 800 millas hasta Beijing, se le ha pedido a unas 350,000 aldeanos que se relocalicen para dar paso al canal. Muchos están siendo reubicados lejos de sus hogares y han recibido tierras de baja calidad agrícola; en Hubei, miles de personas han sido desplazadas a los terrenos que antiguamente ocupaba una prisión. 

“Mire esta tierra muerta y amarilla”, dice Li Jiaying, una encorvada mujer de 67 años, mientras cojea hasta su nueva casa de concreto con algo de leña y una hoz en las manos. “Nuestro viejo hogar ni siquiera se iba a inundar con el proyecto y de todos modos nos pidieron que nos fuéramos. Nadie se quería ir”. 

Unas 150,000 personas habían sido relocalizadas esta primavera. 

Algunos científicos chinos dicen que el desvío podría destruir la ecología de los ríos del sur, inutilizándolos igual que el Río Amarillo. El gobierno no ha llevado a cabo los estudios de impacto necesarios, dicen. En los Estados Unidos ha habido precedentes para esto. En California, algunos lagos fueron dañados o destruidos cuando el río Owens fue desviado a principios del siglo 20 para construir Los Angeles. 

Funcionarios en las provincias al sur de Beijing y Tianjin han planteado objeciones en privado y están discutiendo el precio que deberá cobrarse por el agua y el tema de las compensaciones; en la provincia de Hebei, una de las afectadas, funcionarios de mediano nivel expresan su frustración porque desde septiembre de 2008, 775 millones de metros cúbicos -o 205 mil millones de galones- de agua han sido desviados de cuatro reservas de la región a Beijing, como parte de un suplemento “de emergencia” al canal del medio. 

Supervisores del canal del este, que está siendo construido a lo largo de una antigua vía de agua para barcazas llamada el Gran Canal, han descubierto que el agua para beber que se está trayendo a Tianjin desde el Yangtze está tan contaminada que habrá que construir 426 plantas de tratamiento; el control de contaminación del agua a lo largo de la ruta ocupa el 44 por ciento de la inversión de $5 mil millones, según Xinhua, la agencia oficial de noticias. El agua que proviene del río Han, en el canal del medio, está más limpia. Pero el canal principal cruzará 205 ríos y riachuelos en el corazón industrial de China antes de llegar a Beijing. 

“Cuando el agua llegue a Beijing, existe el peligro de que no se pueda beber”, dice Dai Qing, activista ambiental que ha publicado artículos críticos sobre la Represa de las Tres Cañadas. 

“Creo que este proyecto es el producto del régimen totalitario de Beijing que intenta quitar recursos a unos para dárselos a otros”, agregó. “Estoy totalmente opuesta a este proyecto”. 

Dai y otros académicos chinos creen que lo que debería estar haciendo el gobierno chino, en cambio, es limitar la población en las ciudades del norte y estimular la conservación del agua. 

El sitio web oficial del proyecto dice que el desvío “será una instalación importante y básica para mitigar la crisis existente de recursos de agua en el norte de China” y que se han hecho estudios suficientes. Wang Jian, ex funcionario ambiental y de manejo de aguas en el gobierno de Beijing y el Concilio Estatal, el gabinete de gobierno chino, acepta que el proyecto “entraña riesgos enormes”, pero dijo que no hay opciones, dada la severidad de la escasez actual de agua. 

El proyecto de desvío fue estudiado por primera vez en los años 1950, después de que Mao dijo: “El agua en el sur es abundante, en el norte es escasa. Si fuera posible, sería bueno poder tomar prestado un poco”. 

Las exigencias del norte no cesarán, sin embargo. La migración desde las áreas rurales hace que la población de Beijing crezca en un millón de habitantes cada dos años, de acuerdo con Hou Dongmin, estudioso de la Universidad Renmin de China. “Con sus recursos cada vez menores de agua, Beijing no es capaz de sostener una población mayor”. 

Beijing tiene aproximadamente 100 metros cúbicos, o 26,000 galones, de agua disponibles por persona. Según un estándar aprobado por las Naciones Unidas, eso es solo una fracción de los 1,000 metros cúbicos, o 260,000 galones, por persona que indican una escasez severa de agua. 

La planificación que ha hecho el Concilio Estatal para el crecimiento de Beijing hasta el año 2020 asume que el desvío de agua funcionará, en lugar de planificar para una ciudad con menos recursos de agua, dice Wang, el ex funcionario. 

Los planificadores visualizan una Beijing llena de campos de golf, piscinas y sitios cercanos para esquiar -el modelo establecido por Occidente. 

“En lugar de transferir agua para abastecer las necesidades crecientes de una ciudad, deberíamos decidir el tamaño de la ciudad a base de los recursos de agua con que cuenta”, dice Wang. “El deseo de desarrollo de la gente no termina nunca”.

 

 

 
 
 
 
 

 


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